La
radiactividad o
radioactividad es la emisión de
energía por la desintegración de núcleos de
átomos inestables. La energía emitida son partículas con carga eléctrica u
ondas electromagnéticas, que
ionizan el medio que atraviesan. Una excepción lo constituye el
neutrón, que no posee carga, pero ioniza la
materia en forma indirecta. En las desintegraciones radiactivas se tienen varios tipos de radiación: alfa, beta, gamma y neutrones.
También lo podemos definir como un fenómeno físico natural, por el cual algunos cuerpos o
elementos químicos llamados radiactivos, emiten
radiaciones que tienen la propiedad de impresionar placas fotográficas, ionizar gases, producir fluorescencia, atravesar cuerpos opacos a la luz ordinaria, etc. Debido a esa capacidad se les suele denominar
radiaciones ionizantes (en contraste con las
no ionizantes). Las radiaciones emitidas pueden ser electromagnéticas, en forma de
rayos X o
rayos gamma, o bien corpusculares, como pueden ser
núcleos de Helio,
electrones o positrones,
protones u otras. En resumen, es un fenómeno que ocurre en los núcleos de ciertos elementos, que son capaces de transformarse en núcleos de elementos de otros átomos.
La radiactividad es una propiedad de los
isótopos que son "inestables". Es decir que se mantienen en un
estado excitado en sus capas electrónicas o nucleares, con lo que para alcanzar su
estado fundamental deben perder energía. Lo hacen en emisiones electromagnéticas o en emisiones de partículas con una determinada energía cinética. Esto se produce variando la energía de sus electrones (emitiendo rayos X), sus nucleones (rayo gamma) o variando el isótopo (al emitir desde el núcleo
electrones,
positrones,
neutrones,
protones o partículas más pesadas), y en varios pasos sucesivos, con lo que un isótopo pesado puede terminar convirtiéndose en uno mucho más ligero, como el
Uranio que con el transcurrir de los siglos acaba convirtiéndose en
plomo.